La refrigeración en motores de combustión interna es
necesaria para disminuir el calor generado
por la quema del combustible (superior a 2000ºC) y no transformado en energía
mecánica, durante el funcionamiento de estos. La principal función de la
refrigeración es mantener todos los componentes dentro del rango de
temperaturas de diseño del motor evitando su destrucción por deformación y
agarrotamiento.
razones para refrigerar el motor: Durante la combustión, parte de la energía generada no es convertida en energía mecánica y se disipa en forma de calor. Según el diseño del motor alrededor del 33% de la energía potencial del combustible se transforma en trabajo mecánico, y el resto se transforma en calor que es necesario disipar para evitar comprometer la integridad mecánica del motor.
El
sistema no solo debe limitar la temperatura máxima del motor para evitar daños
al mismo, sino también mantener la temperatura óptima de funcionamiento que,
dependiendo del diseño del motor, se encuentra en el rango de 80 a 100°C. De su buen funcionamiento depende en buena
medida el rendimiento térmico del motor.
Si el
motor trabaja por encima de su temperatura óptima, se corre el riesgo de
disminuir la viscosidad del aceite y aumentar el desgaste del motor, se produce
un recalentamiento de las piezas y una mayor fricción entre estas. También
puede producirse detonaciones al encenderse la mezcla combustible antes de
tiempo.
Si el
motor trabaja por debajo de su temperatura óptima, se aumenta el consumo de
aceite y el desgaste de las piezas, ya que éstas están diseñadas para dilatarse
por efecto del calor a un tamaño determinado, se reduce la potencia por falta
de temperatura para una combustión eficiente, se producen incrustaciones de
carbón en válvulas, bujías y pistones.
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